En los últimos años, el sistema de cotización de los trabajadores autónomos ha estado en el centro del debate laboral y político en España. Tras la entrada en vigor, en 2023, del modelo de cotización por ingresos reales, se estableció una hoja de ruta para aplicar este sistema de forma progresiva hasta 2032. Sin embargo, la negociación de los nuevos tramos para el periodo 2026-2028 ha vuelto a poner sobre la mesa dudas, tensiones y discrepancias sobre la nueva cuota de autónomos tanto entre asociaciones de autónomos como entre el propio Gobierno y la Seguridad Social.

¿En qué consiste el sistema de cotización por ingresos reales?
Hasta 2023, los autónomos elegían libremente su base de cotización, lo que permitía a la mayoría cotizar por la base mínima, con independencia de sus ingresos. Con la reforma, se introdujo un modelo más equitativo:
- La cuota a pagar se determina en función de los rendimientos netos anuales.
- Se fijan tramos de ingresos con cuotas correspondientes.
- El autónomo puede modificar su base de cotización hasta seis veces al año, ajustándose a la evolución de sus ingresos.
El objetivo declarado de esta reforma es doble: mejorar la sostenibilidad del sistema y garantizar una mayor protección social para los autónomos, especialmente en pensiones y prestaciones por cese de actividad.
El punto caliente: los nuevos tramos 2026-2028
Ahora mismo se está negociando cómo quedarán configurados los tramos a partir de 2026. Los temas en discusión incluyen:
- Subida progresiva de cuotas para ingresos altos, con el fin de acercar su aportación a la de los asalariados.
- Reducción de la cuota para ingresos bajos, aunque algunas asociaciones critican que no es suficiente para compensar la inestabilidad económica de muchos autónomos.
- Tratamiento de los ingresos irregulares, que afectan a sectores como hostelería, comercio o actividades artísticas.
Las asociaciones de autónomos están divididas: mientras algunas ven positivo el modelo por hacer más justo el esfuerzo contributivo, otras alertan de que podría incentivar la economía sumergida y penalizar a quienes no tienen ingresos estables.
Mirando hacia adelante
El futuro de la cotización por ingresos reales dependerá en gran medida de la capacidad del Gobierno y los agentes sociales para alcanzar un equilibrio entre sostenibilidad del sistema y viabilidad económica para los autónomos. La clave estará en definir unos tramos que reconozcan la diversidad de situaciones y que no conviertan a este colectivo en el gran perjudicado de la reforma.
En cualquier caso, la negociación actual marcará un punto de inflexión en la relación entre los más de tres millones de trabajadores autónomos y la Seguridad Social.
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