La reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales sin merma salarial ha fracasado en el congreso. La falta de apoyos políticos y el rechazo de la patronal frenan una reforma que aspiraba a transformar el mercado de trabajo y mejorar la conciliación de millones de empleados. Ahora el debate queda abierto: ¿estamos ante un punto final o ante una pausa antes de que la medida resurja con nuevos matices?

La propuesta del Gobierno para reducir la jornada laboral de 40 a 37,5 horas semanales sin reducción salarial ha sido rechazada en el Congreso. La medida, que pretendía beneficiar a más de 12 millones de trabajadores, naufragó por la oposición de PP, Vox y Junts, así como por las reticencias de la patronal, que alertaba del impacto económico en pymes y sectores con menor productividad.
El proyecto incluía un registro horario digital más estricto y un plazo de adaptación hasta finales de 2025, pero no logró los apoyos necesarios.
Con este fracaso, el Ejecutivo pierde una de sus banderas laborales, mientras sindicatos como UGT y CCOO ya anuncian movilizaciones para retomar la iniciativa. La gran pregunta ahora es si la reducción de jornada volverá al debate con una propuesta más flexible y adaptada a los distintos sectores productivos.
Se escuchan voces sobre la posibilidad de sí incluir el fichaje obligatorio a través de un Real Decreto, pero ¿se materializará?
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